Cristo del Señor de Mapimí, una escultura monumental de acero inoxidable en el Cerro del Viacrucis

La figura del Señor de Mapimí es una de las más veneradas en la región de Durango, México, y su leyenda se entrelaza con la historia y la fe de sus habitantes. El origen exacto de la imagen del Señor de Mapimí es un misterio. Se cree que llegó a la región hace más de 300 años. Cuentan que, en un jueves Santo, los españoles realizaban la procesión y fueron atacados por los tobosos (pueblo indígena enemigo de las tribus del valle), pero algunos españoles lograron rescatar la imagen y la ocultaron en la sierra de Jimulco. Unos meses después, unos soldados españoles observaron que una mujer iba a la sierra a rezar ante una imagen que estaba en una cueva. Fue entonces cuando encontraron la imagen del Cristo  y se la llevaron  a la iglesia de Cuencamé porque la iglesia de Mapimí había sido destruida en el ataque.

Actualmente, la devoción al Señor de Mapimí se manifiesta principalmente a través de la peregrinación que cientos de personas realizan cada año hacia Cuencamé, Durango, donde se encuentra su imagen en el templo de San Antonio de Padua. Esta peregrinación es una tradición arraigada, donde los fieles recorren largas distancias. El Señor de Mapimí es considerado un símbolo de esperanza y protección para los habitantes de la región.

Con el objetivo de rendir homenaje a esta devoción, se decidió crear un monumento del Señor de Mapimí en el año 2022. El diseño, fabricación e instalación estuvo a cargo de la empresa “Retador Innovaciones” especializada en el diseño y la creación de esculturas y monumentos utilizando tecnología de diseño poligonal. Su trabajo se caracteriza por el uso de formas geométricas.

En agosto de ese año, la nueva y monumental escultura del Cristo del Señor de Mapimí estuvo lista para ser bendecida en una emotiva ceremonia. La escultura se encuentra ubicada en el Cerro del Viacrucis, en el Pueblo Mágico de Mapimí, un lugar emblemático ya que la ubicación del monumento permite que el Cristo sea visible desde varios puntos del pueblo. El monumento mide 18 m de altura y fue construido con 12 toneladas de acero. La piel de la figura del Cristo es de acero inoxidable y se destaca por su acabado y formas geométricas.

Estas son algunas imágenes de su instalación:

 

Captura de pantalla tomada de https://www.tiktok.com/@retador.esculturas/photo/7346639497603386630?is_from_webapp=1&sender_device=pc&web_id=7284074900212647430

 

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El acero inoxidable es un material ideal para esculturas de gran escala, ya que su composición lo protege de la corrosión y le permite mantener su brillo y estética sin necesidad de mantenimiento constante. La elección del inoxidable para la piel de la figura del Cristo, no solo resalta por su estética, sino que también garantiza su durabilidad a lo largo del tiempo, resistiendo las inclemencias del clima del corazón del desierto de Durango y el paso de los años.

 

Fotografía tomada por Carlos Cancino Santibáñez.

 

 

Ventajas que el inoxidable brinda a este proyecto:

Resistencia a la corrosión: Al estar expuesto a la intemperie, el acero inoxidable resiste el desgaste que otros materiales pueden sufrir con el tiempo.

Bajo mantenimiento: A diferencia de otros metales que requieren restauraciones periódicas, el acero inoxidable conserva su integridad con mínimos cuidados.

Simbología: Su brillo y apariencia reflejan la idea de pureza, alineándose con la representación del Cristo.

Material ecológico: Es un material reciclable, lo que lo convierte en una opción respetuosa con el medio ambiente.

 

Fotografía de Carlos Cancino Santibáñez.

 

El Cristo del Señor de Mapimí no solo es un tributo a la fe y a la historia religiosa de la región, sino también un ejemplo del uso inteligente de materiales innovadores en la construcción de monumentos icónicos. Gracias a sus propiedades, el acero inoxidable asegura que esta representación del Señor de Mapimí perdure para las futuras generaciones, convirtiéndose en un testimonio de la unión entre tradición y modernidad.

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