¿Por qué se utiliza el acero inoxidable en la industria farmacéutica?

La producción de medicamentos requiere de procesos muy delicados y estrictos; en su fabricación influyen factores tales como temperaturas elevadas, uso de cloruros y químicos, lavados a alta presión con agua y ácidos así como métodos agresivos de limpieza los cuales pueden resultar perjudiciales para los materiales de los equipos de producción pudiéndose llegar a presentar corrosión y dado que la industria farmacéutica está fuertemente regulada, cualquier tipo de corrosión en los equipos puede producir contaminación y un serio problema de control de calidad que desencadenaría en el rechazo de lotes completos de medicamentos. Las aplicaciones farmacéuticas requieren que los materiales que se emplean en éstas sean resistentes a la corrosión y que no representen una fuente importante de contaminación para el producto.

 

 

El acero inoxidable juega un papel esencial en esta industria porque es un material altamente resistente a la corrosión, e inerte, por lo que al entrar en contacto con los químicos, con el material activo y con los excipientes utilizados en los procesos, no reacciona con éstos evitando así que pierdan sus propiedades.

 

 

El acero inoxidable es un material que ofrece un gran potencial de conformado gracias a sus propiedades mecánicas; la elevada relación resistencia/peso del material y sus propiedades de alargamiento y endurecimiento por deformación plástica, permiten realizar y fabricar diseños de gran complejidad.

 

 

Por otra parte, el inoxidable permite tener un acabado de rugosidad mínima, lo que hace que se reduzca el riesgo de adhesión de suciedad o residuos, facilitando los métodos de limpieza de su superficie.

 

 

 

¿Qué tipos de inoxidables son los que se emplean en esta industria?

 

Aunque el acero inoxidable austenítico 316 y el 316L son ampliamente utilizados en este sector y son considerados en gran parte del mismo como el estándar, los materiales para cada aplicación deben ser seleccionados en base a su resistencia a la corrosión en el ambiente determinado en el que se va a desempeñar. La elección de un grado específico de inoxidable debe incluir también la consideración de las especificaciones de limpieza y de los agentes utilizados para la misma. Como lo mencionamos arriba: los dos principales requisitos para esta industria son la resistencia a la corrosión, así como la facilidad y resistencia a los métodos de limpieza.

 

 

El grado 316L proporciona una mayor resistencia a la corrosión y resistencia a picaduras, dos factores esenciales en la producción farmacéutica. También es resistente a los ácidos por lo que se utiliza frecuentemente en equipos como tanques de almacenamiento, tuberías, soportes de transportadores, bastidores de limpieza y secado. Otro de sus beneficios es su resistencia a temperaturas elevadas. Sin embargo, podría tener un rendimiento insatisfactorio en un entorno de cloruros en movimiento, incluso a bajas temperaturas; para estas condiciones, las aleaciones de molibdeno al 6% (súper austeníticos) tienen una resistencia a la corrosión superior a la del 316L.

Los grados 304 y 304L se utilizan en ambientes donde el contenido de cloruros es menor de 200 mg/l, mientras que el 316 y 316L se usan con contenidos de cloruros de hasta 500 mg/l. Para contenidos de cloruros más elevados y especialmente si están combinados con procesos a temperaturas elevadas, se utilizan los dúplex 2205 y 2304 por su resistencia a la fractura por corrosión bajo esfuerzo. Para ambientes más agresivos, los grados súper austeníticos como la aleación 926 o el súper dúplex 2507 son usados satisfactoriamente.

El 304L se utiliza también en piezas que no entran en contacto con químicos, como por ejemplo, soportes estructurales para equipos o áreas no tan expuestas a condiciones adversas.

 

 

Es importante señalar que los súper austeníticos, comúnmente conocidos como la familia de molibdeno al 6%, son una de las aleaciones más utilizadas en la industria farmacéutica debido a la necesidad de dar cumplimiento con las regulaciones federales de los países desarrollados como Estados Unidos, que mencionan que el equipo deberá estar fabricado de modo que las superficies de contacto con los componentes, materiales en proceso o productos farmacéuticos no deberán ser reactivos, aditivos ni de absorción, para evitar alterar la seguridad, naturaleza, potencia, pureza y calidad del producto farmacéutico.

Otro aspecto importante es el requerimiento de una superficie limpia e intacta por lo que el electro-pulido se ha convertido en un tratamiento habitual para el acero inoxidable en la industria farmacéutica; es una técnica de acabado químico cuyo objetivo es minimizar la micro-rugosidad de la superficie reduciendo de manera importante el riesgo de adhesión de suciedad o residuos. En muchos casos, las superficies deben ser altamente pulidas y/o electro-pulidas; dado que el electro-pulido no implica un impacto mecánico o térmico, se puede emplear para elementos mecánicamente frágiles, de cualquier forma o tamaño, por pequeño que sea.

 

Ejemplo de una superficie de acero inoxidable con electro-pulido.

 


Referencias bibliográficas:

https://venmir.com/el-acero-inoxidable-y-la-industria-farmaceutica/

Industria Química